Sin darnos cuenta a través de nuestra
actitud,
de nuestra sonrisa, de nuestras
palabras,
de nuestra mirada, de nuestros
gestos,
vamos dejando huellas.
A veces son huellas profundas
cuando estamos cansados,
cuando defendemos nuestra opinión
ante algo injusto,
cuando amamos desesperadamente,
cuando el miedo nos paraliza.
Otras veces son huellas ligeras cuando disfrutamos,
es como si volásemos. Pero al fin y al cabo son
huellas que van diciendo a los demás
cómo somos,
cómo nos sentimos.
Hoy desde mi habitación silenciosamente
he estado sobrevolando y las he
visto,
estaban todas: las mías, las de mis
seres queridos,
las de la gente que me rodea y me han
hecho pensar.
Pensar en lo que vamos dejando sin
que nos demos cuenta:
Una sonrisa amable, un ataque de ira,
una mirada cómplice, una actitud hostil,
una palabra tranquilizadora, alguna
acción parecida a una venganza,
un apretón de manos amistoso y
sincero, un beso al aire……..
de verdad que me ha hecho pensar las
HUELLAS
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